Lelia Álvarez

Una Valkiria. Así la definen sus hermanos Breogán y Tamara. Esta definición no viene dada por que Lelia Álvarez se dedique a recoger guerreros caídos en combate, más bien porque al ser la hermana mediana, su temperamento y su pelo rojo, le han otorgado desde niña una perfecta combinación entre belleza y rudeza. Tanto ella como sus hermanos, se dedican de forma profesional al dibujo, pero la respuesta a la mítica pregunta siempre es la misma “nuestros padres no tenían ni aficiones ni afinidades artísticas, eran gente humilde que trabajaban en el campo”. Después de haber trabajado de ilustradora y de formar parte de diferentes iniciativas artísticas, ha decidido “retirarse” y encontrar su lugar en Hangar Rebelde, sitio donde desarrolla su creatividad y su infinita paciencia. 

Estudió Ilustración en la Escuela de Arte de Oviedo, una especie de “tradición familiar” como ella misma dice, ya que tanto su hermano mayor como su hermana pequeña estudiaron en el mismo lugar. Reconoce que el Art Nouveau de Alfons Mucha fue una de sus grandes inspiraciones, aunque las obras del Studio Ghibli o Akira de Katsuhiro Otomo ya le habían marcado mucho antes de niña. Trabajó como “mercenaria” en el mundo de la ilustración y dirigió un estudio de diseño; en la actualidad, compagina su trabajo en la tienda Hangar Rebelde de Oviedo, con proyectos que le motiven lo suficiente para salir de su retiro.

Crudo Prints le propuso como temática Lilith.

Esta obra titulada Lilith de Lelia Álvarez, realizada en 2024, es una ilustración digital de tamaño 30x42cm. Se trata de una edición limitada de 200 ejemplares numerados y firmados por la artista.

 

El origen de la figura de Lilith está en Mesopotamia, donde surgió su nombre, que refiere a las palabras espíritu y demonio. Más tarde la religión judía la incluyó en sus leyendas, asociándola a aspectos femeninos negativos como la lujuria, el adulterio y la brujería. Lilith es históricamente la representación de la femme fatale "mujer fatal", de la mujer que los hombres y las religiones temen, pues es todo lo contrario a la esposa fiel y madre obediente. Es una mujer insubordinada, sin miedo a ser juzgada o castigada, y suele representarse desnuda, bella y sensual, junto a una serpiente, una manzana, mitad diablesa o mitad animal. Quienes mejor la retrataron fueron los pintores prerrafaelitas en el siglo XIX, en un momento en el que la lucha por los derechos de las mujeres, el sufragio femenino y la liberación sexual estaban empezando a generar malestar. Banal, altiva, insolente y provocadora, así es como la pintaron artistas como Rosetti. El movimiento feminista encontró en ella una representación y una baza para su lucha, Lilith fue creada del barro al igual que Adán, y no a partir de él como Eva, por tanto Lilith y Adán son semejantes, y su estatus debería ser de paridad e igualdad.

 

Lelia ha elegido representarla como se ha hecho tradicionalmente, desnuda y en una postura desvergonzada y desafiante. Nuestra Lilith le hace una peineta a la religión, el patriarcado y a todo aquel que quiera usarla como un objeto o como una musa. Se presenta como una diosa, con un aura de luz sobre su cabeza con el mensaje "PLORARE AD PLORARIUS", cuyo significado sería "a llorar a la llorería". A la izquierda vemos la paloma en representación de la religión cristiana, sorprendida por la peineta de Lilith. A sus pies arrodillados Adán y Eva, junto a un libro de piedra que se resquebraja, donde se lee "SUBIECTAE, IGNORANS, SCORTUM, DOCILIS, SILERE, PRUDENS", las cualidades femeninas deseadas para las mujeres y pisoteadas por Lilith.  Alrededor de la escena unos Putti, que son en realidad unos diablillos hijos de Lilith, hacen travesuras. Y a la cabecera, el mensaje "FORTIS, SAPIENTIS, INDOMITA", las  cualidades que reivindica esta Lilith para las mujeres.

 

Lelia con su estilo de ilustración de cómic europeo mezclado con visos de manga, ha realizado una composición que recuerda al Art Nouveau de Alfons Mucha o a los carteles modernistas en la que la mujer publicita un producto. Precisamente esta elección ya es reivindicativa, en cuanto a que en esta publicidad la mujer era un objeto usado para el marketing, pero aquí la mujer es el sujeto que transmite su propio mensaje, ella habla de sí misma. La gama de colores pastel nos transmite la idea de feminidad, mientras que el uso de la luz irradiada de la aureola nos recuerda al de una vidriera religiosa. Indudablemente una pieza que levanta ideas y pensamientos, que va a dar que hablar y de la que estamos orgullosos. Nos quieren bonitas, nos queremos poderosas.

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