J.S. Linares

Dicen que cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo, pero este no fue el caso de Jordi, quien combatió el aburrimiento de niño con un lápiz y un papel. Reconoce que esta etapa de aburrimiento la arrastró durante muchos años, donde la Educación Plástica, Visual y Audiovisual era una de las pocas asignaturas que le motivaban en su trayectoria como estudiante. Con el tiempo entendió que la naturaleza era el único sitio donde el aburrimiento no llegaba a alcanzarle, por lo que decidió probar suerte en los Pirineos como soldado de fortuna. También se suele decir que la cabra tira al monte, por lo que una vez establecido en la Ciudad Condal, decidió volver a dibujar hasta convertirse en el mejor. Aunque él mismo reconoce que le encanta seguir aprendiendo, muchos ya lo consideran como la cabra.

Jordi Sansa Linares, también conocido como J.S. Linares, es un artista originario de Terrassa que encontró en la naturaleza un motivo por el que volver a dibujar. Aun no tiene claro si el motivo de su retiro fue escapar del mundanal ruido o si simplemente le atraía el abismo, pero durante aquellos años sin dibujar tenía claro que, si volvía a hacerlo, sería para hacer del dibujo una profesión. Con el esfuerzo característico del autodidacta, este artista pasó de tener una tienda de estampación, a trabajar en diferentes proyectos editoriales y videojuegos, e incluso lograr sacar tiempo para compartir en su canal de YouTube todo el conocimiento que ha ido adquiriendo. Actualmente trabaja como Director de Arte para Redzen Games, y en proyectos personales que le ayudan a disfrutar más y a dormir menos.

Crudo Prints le propuso como temática Caminante sobre el abismo

«Si miras fijamente al abismo durante mucho tiempo, el abismo también te mira a ti»

 

Esta obra "Caminante sobre el abismo" del autor J.S. Linares realizada en 2025 es una reproducción digital de tamaño 30x38cm. El tema propone una reinterpretación de la idea del asombro humano ante la grandiosidad de la naturaleza y la vida, en este caso desde la singular perspectiva del artista, en la que la fantasía ocupa un lugar central en su imaginario y en su obra.

 

La escena muestra un enorme monstruo marino, inspirado en el legendario Kraken o en una criatura de origen lovecraftiano, emergiendo del mar frente a un hombre solitario que lo enfrenta. El hombre sostiene una espada y viste una especie de túnica, lo que le da un aire heroico y lo sitúa en un tiempo pasado o ficticio. Se encuentra sobre un barco, mientras las olas del mar turbulento y los tentáculos de la criatura lo amenazan. El monstruo domina la composición: su rostro asoma entre las olas, con ojos amarillos que parecen mirar fijamente al personaje, pero que al observarlo con detenimiento nos damos cuenta de que en realidad están mirando fijamente al espectador, rompiendo de esta forma la barrera imaginaria entre el personaje del dibujo y el espectador (cuarta pared). Su tamaño y fuerza contrastan con la fragilidad del humano, reforzando la sensación de peligro y grandeza.

 

La iluminación de la tormenta y el trabajo técnico en la representación de las olas remiten a obras de la historia del arte de artistas como Turner, Constable o Ivan Aivazovsky, pintores de los siglos XVIII y XIX que quisieron retratar las tormentas marítimas como símbolo del caos natural, de lo sublime y de la inmensidad de la naturaleza frente a la fragilidad humana. Los mismos temas fueron tratados por el pintor del Romanticismo Caspar David Friedrich, cuya obra más reconocida, "El caminante sobre el mar de nubes", es quizás la referencia más evidente en la pieza de Linares.

 

En ambas imágenes, un hombre solitario de espaldas al espectador ocupa el centro de la composición, como mediador entre el espectador y lo inconmensurable. Ambas obras encarnan los temas principales del Romanticismo: lo sublime, aquello que provoca admiración y temor al mismo tiempo. En ambas, el paisaje puede entenderse como una referencia al paisaje interior, es decir, una proyección psicológica o emocional. En el caso de Linares, la tormenta, los colores oscuros y el movimiento del mar sugieren la sensación de inquietud y terror del protagonista.

 

Caminante sobre el abismo no sólo destaca por la fuerza simbólica de su tema, sino también por la impecable ejecución técnica de Linares.  El artista combina con maestría la composición clásica y la narrativa romántica con un lenguaje visual contemporáneo, logrando una imagen de gran impacto emocional y belleza plástica. La precisión con la que representa elementos como el brillo del agua, la textura del monstruo o la bruma del mar, evidencia un gran dominio técnico, mientras que la atmósfera cargada de dramatismo y misterio invita a una lectura más profunda sobre el valor, el miedo y la condición humana. Desde Crudo no podíamos dejar esta obra fuera de nuestro catálogo ya que encarna a la perfección nuestro imaginario, donde lo sublime y lo fantástico se encuentran.

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