Patricia Saco nació el 2 de julio de 1989 en El Entrego, un pueblo asturiano en la Cuenca Minera del Nalón. El imaginario popular dice que el origen etimológico se debe a que en aquel lugar se entregaron cien doncellas vírgenes, aunque esto no está del todo claro, lo cierto es que al menos una doncella se le entregó a Patricia: creatividad. Amante de los animales y del folklore de su tierra, esta artista encuentra inspiración en cualquier lugar a través de manualidades o acuarelas, pero siempre bajo la supervisión de Chisme, su gato.
Pese a haber sido una de las alumnas más destacadas de su promoción en su etapa de Bachillerato, esta artista decidió estudiar Ilustración en la Escuela de Arte de Oviedo. Recuerda con especial cariño la novela infantil de Michael Ende La Historia Interminable, donde aprendió que la realidad y la fantasía, no pueden vivir la una sin la otra. Ella misma dice tener “vetado” Pinterest para no alimentar su incansable creatividad, ya que actualmente compagina su trabajo con proyectos de ilustración editorial, diseño y su último descubrimiento ¡artesanía de huevos pintos!
Crudo Prints le propuso como temática Isekai.
Esta obra de Patricia Saco realizada en 2024, es una acuarela de tamaño 27x63cm. La obra trata el tema Isekai reinterpretado a través del folklore asturiano.
El término japonés Isekai hace referencia a un género literario en el que un personaje entra en un mundo paralelo de fantasía. Isekai es un género que ya aparecía en la pintura y en la literatura japonesa de la antigüedad, pero que cayó en el olvido. No es hasta 1918 cuando se revive de nuevo este género a través de Urashima Tarō, el protagonista de una leyenda japonesa sobre un pescador. Futuros escritores y artistas se inspiran en esta historia para crear nuevos Isekai. Miyazaki es uno de aquellos creadores que han llevado el Isekai a un nivel superior con obras como El viaje de Chihiro, El castillo ambulante o su última obra El chico y la garza. Patricia coge como referencia muchas de estas obras, así como otras de la literatura europea, como Alicia en el País de las Maravillas y La Historia Interminable, para fusionarlas con un imaginario asturiano propio. Así es como ha convertido a la Virgen de Covadonga en la Reina de Corazones, a Haku el dragón del viaje de Chihiro en un cuélebre o transformado en Digimon a un gochu asturcelta y a un buey de tiro.
Los muchos guiños a la cultura de la tierrina, como: el paisanaje típico, los huevos pintos, el hórreo y las panoyas, mitología, etc. demuestran que la artista tiene un gran conocimiento de la cultura tradicional, así como un gran sentido del humor, al poder fusionar dos temas tan dispares de una manera tan singular y divertida.
Tanto el uso del color, como el tipo de composición, recuerda a los carteles de películas y series anime japonesas. En estos, se sobreponen multitud de personajes y elementos de una historia en una sola imagen de colores vivos y alegres.
Patricia ha conseguido unir a través de esta obra dos grandes pilares de su imaginario personal, por un lado, el mundo fantástico y las obras que más le han influenciado en su infancia y juventud, y por otro, el mundo tradicional asturiano. Os animamos a que os adentréis en ella y juguéis a descifrar todas las referencias astur-isekais.
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